lunes, 16 de agosto de 2021

Flipping the bird - parte 2

 

Muchas veces he oído que los archeros ingleses eran tan buenos porque desde las cabezas de feudo se les instaba a entrenar al menos una vez por semana el tiro con arco con fines militares. Diré que tras haber escuchado a un estudioso y friqui de la arquería tradicional tiendo a creer lo que el decía a este respecto, y es que los pueblerinos ingleses entrenaban habitualmente el tiro con arco no porque querían desarrollar este noble arte (que no sería por utilizarlo para cazar ya que el coto era de uso y disfrute único de señor) sino para alejar al pueblo de otras aficiones en que cubrir el poco tiempo de ocio que tenían que eran mucho más conflictivas y generaban peleas y trifulcas que no les convenían. 
 
 

Sin tener la fuente de lo uno ni de lo otro, ahí lo dejo para que cada cual crea lo que quiera.

 

 En esta segunda parte del arquero medieval voy a tratar los complementos que he ido haciendo hasta la fecha para el arco.

A pesar de haber hecho las introducciones con temática arqueríl inglesa, mi intención es aproximarme más a donde de verdad se dio una importancia capital a los arcos, el este. Todos los reinos del este tenían la arquería y en especial la arquería a caballo como puntas de lanza de sus ejércitos, y me resultó muy llamativo descubrir que tanto caballería como infantería ligera llevaban sus arcos consigo al cinto en unos estuches de cuero.

Este estuche de cuero sería el primero de los complementos que haría. Preparé la plantilla y la plasmé en cuero de 2mm. Estampado minimalista con motivos de caballos, color en marrón oscuro y moldeado con agua para que cogiese la forma del arco tensado. 

 

 

 




 

El segundo complemente sería un tahalí para llevar específicamente el dao chino/mongol. La idea era que pudiese llevarlo tras el estuche para que la cuerda no apretase la espuma, lo que la dejaría marcada con toda seguridad. 
El diseño que más me gustó fue con la espada en una posición bastante horizontal. Cierto es que no me molesta nada al disparar el arco, y queda bien fija, pero por contra hay que decir que es muy fácil golpearte con todos los elementos físicos de tu alrededor mientras te mueves, y que al ser apretada por el estuche la espada sale con un poco de dificultad.

Por ello creo que ha quedado bonito el tahalí aunque su utilidad real sea un poco .. cuestionable.

Otro complemento que me he hecho para los ocasionales golpes de la cuerda en el antebrazo al soltar, es un brazal de cuero (serraje). Concretamente hice dos y los hice antes de hacer el escudo. Un día me puse ha sacar brazales de serraje e hice un verde de estilo celta/élfico con encordado inferior, y otros dos sencillos sin dibujos con encordados inferior y superior.

Para protegerme de los golpes de la cuerda del arco (que puede ser evitada con el simple gesto de flexionar ligeramente el codo) utilizo el que se encorda en su parte superior para que la zona donde da la cuerda este libre de cordones y remaches.

En este punto conviene decir que lo ideal sería que el protector fuese duro y liso para que la cuerda se frene lo menos posible al golpear el protector.




 

 

Por último hice un protector para la mano de empuñamiento (que podeis ver justo aqui arriba). En este caso fue causa de necesidad ya que el rozamiento del astil de la flecha y su pluma van erosionando la piel hasta que al final termina por abrirse una pequeña heridita, pero una vez llegados a ese punto tirar una flecha que va a rozar por esa heridita abierta pasa a convertirse en una experiencia más y más desagradable. 

Probé a cambiar el lado de colocación, incluso a ir modificando el agarre, pero tarde o temprano la herida se abría y comenzaba el festival de sensaciones agrias.

Así que fusilando de los diseños que se venden al efecto, preparé plantilla, corte el cuero, cosí y disfruté de mi protector y mi mano sin heridas.
































 

Y el producto final..














 

Foto de conjunto:





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