lunes, 18 de octubre de 2021

Sobre pueblos de caballo y arco - parte 3


 Fin del camino, dispónganse a ser despojados de sus pertenencias.




 

En esta última entrega de la construcción del casco Ávaro veremos la colocación de la malla que protege el cuello o alpartaz, el copete y el soporte para mostrarlo.

 

 

Para el alpartaz usaría un rectángulo de cota de malla sin remachar y lo engancharía a la cortura de tireta del borde inferior. Curiosamente la cota de malla es "elástica" a pesar de estar hecha de acero. Por su peso tiende a estrecharse, pero si haces fuerza lateralmente se alargará en ancho y encogerá en largo. En el borde de tireta los eslabones estaban estirados, pero a medida que bajaba  se encogería, por lo que en la línea de unión quitaría una anilla cada 3. Esto sumado a que en se metían unas líneas verticales en la forma de las carrilleras, hacía que la forma de caída fuese más o menos rectangular, como se pretendía.

 

 




Con un mechón de pelo natural picado y un retál de cuero atado coloqué el copete en lo alto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



...el detalle final..




Preparados para saquear aldeas y hacer la guerra a los Bizantinos y a los Lombardos 😎


(Fotógrafo: Teseo Ruiz)

martes, 5 de octubre de 2021

Sobre pueblos de caballo y arco – parte 2

Continuamos en nuestro viaje por las tierras esteparias de Europa oriental en esta reconstrucción (en la medida de las posibilidades, claro) de un casco Ávaro. En la entrada anterior montamos la base usando láminas de acero alargadas superpuestas unidas entre sipor un cordel.

 En esta nueva entrada remataremos los detalles de la base, añadiremos la placa frontal, la tapa superior, el enganche del copete, las carrilleras y haremos todo el trabajo de cuero, el suspensor, el barboquejo y el forro de las carrilleras, la tireta definitiva de la base. 

 

 

 

 

Teniendo nuestra forma básica ya finalizada, continuamos con la placa frontal que se compone de dos piezas: una plancha curvada que protege la frente y un protector nasal que en su parte superior tiene la forma de las cejas, ambas unidas por remaches de acero entre si y al caso propiamente dicho.

Esta pieza no tenía más dificultad que cortar y lijar las formas de la cejas, pero salvado este escollo, lo demás fue fácil. Para ayudar a la integridad del nasal le daría una ligera forma convexa, que más o menos seguiría la silueta del casco en ese punto.

 

Con la placa frontal terminada, marqué su forma y corté los rebajes en el propio casco de manera que no estorbase a la visión, ya que la idea era que la línea inferior del casco llegase a la altura de los ojos, lo que creaba la necesidad de dicho rebaje para no impedir la visión. Con esto ya podíamos montar el casco con la placa frontal y empezar con la tapa superior y el anclaje del copete.

 

 En investigaciones y conversaciones posteriores me enteré que la reconstrucción en la que me estaba basando era incorrecta en el tema del ahuecado de los ojos, ya que en la realidad el hueco era más pequeño y estaba más junto, un poco al estilo de otros que he visto en los Otomanos-Turcos.


En la parte superior, se había quedado una forma rara que corté en línea con la base, y cuando ya estaba todo bonito me puse con tapa de esta parte superior del casco. Dado que no dispongo de herramientas ni lugar para calentar el metal, decidí que la mejor manera de hacer media esfera era haciendo dos cuartos de esfera y uniéndolos. 

 

 

 Con persuasión martilleante logré hacer mis dos cuartos de esfera y los uní con una tira de cuero pegada y todo cosido con hilo grueso. Hice los miles de agujeros en las laminas superiores y en la tapa para poder coserlo al casco y lo presenté. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La pieza que terminaría de darle cohesión al conjunto y me permitiría plantarme el casco el la cabeza con un mínimo de comodidad sería el suspensor. Unas tiras de cuero atadas con un cordel que podría regularse en altura en función de la cofia que llevase o en caso de que lo usase alguien con distinta media de melón.

 

Lo saqué de una pieza de cuero de cabra y me daría un buen dolor de cabeza ya que la medida la tomé con el encordado en paracord, que tiene cierta elasticidad, pero al poner el definitivo que era tireta mucho más fina e inelastiva, las medidas cambiaron y hubo que hacer bastantes ajustes en el suspensor. Al final se pudo apañar y no se nota en el resultado.

 

Como ya he dicho, el encordado se haría usando tireta sintética reforzada, marrón para el casco y negra para el borde inferior, mientras que la unión de la placa frontal y de la tapa superior los haría con hilo grueso encerado (una risa meter la aguja entre tanto agujero metálico y no siempre coincidentes).


Las carrilleras tendrían una ligera forma convexa para adaptarse al óvalo de la cara, y estaría forradas en cuero por la parte interior. Tendrían unos agujeros tanto en su perímetro con en la zona central, y los uniría al casco usando tireta de manera que quedase ceñido contra el borde inferior pero con cierto rango de movimiento. Tras las carrilleras colocaría las correas del barboquejo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Estaba todo muy bien salvo esa costura central de la tapa superior. Cuanto más la miraba menos bonita me parecía, de modo que finalmente me lancé a hacer una semiesfera de una sola plancha. El primer intentó no fue bien, ya que de tanto forzar terminé sacando una raja en la pieza, pero de los errores se aprende y a la segunda saqué una forma bastante limpia y redondeada. 

 

 

Para el anclaje del copete usaría un tornillo y dos tuercas, lijando las partes vistas hasta dejarlas redondeadas.

 

 

 

El casco ya estaba listo a falta de dos pequeños detalles, la cola y el protector de nuca, pero esto lo dejamos para la última entrega.