martes, 15 de octubre de 2019

Desde las salas del castillo Churburg...



El castillo de Churburg se encuentra en Italia y, aparte de ser espectacular, contiene una de las colecciones de armas y armaduras más grandes del mundo.

En esta entrada os mostraré mis primeros pinitos con la "forja" de cosas de metal, modificando las hombreras de la foto, que son las que se comercializan como Churburg S18.
En la foto tenían muy buena pinta, y finalmente me lancé a probarlas con la idea de meterles mano si no me convencían.






De serie están muy chulas, cubren todo el hombro, brazo y zona del trapecio, el problema es que son tan tochas que aún apurandolas lo más posible al cuello, apoyaban sobre el brazo al doblar. El otro problema que tenían, y para mi el más grande, es que  por el propio diseño de construcción que tienen, no permiten demasiada movilidad, y ya bastante me cuesta moverme con el peso de la chapa como para andar con problemas de movilidad.


En la imagen comercial, que me entró completamente por los ojos. Especial mención a las lunetas de la axila incorpordas, ya que por esa época estaba trasteando la idea de pillarme las "balthazar grandes", cuya luneta está cogida con cordel de cuero, lo que me parece horrible.

Antes de lanzarme a comprarlas, si bien sí tuvo su dosis de "a tomar por culo, me las compro", también tuvo una breve fase previa de analisis y propuesta de posibles soluciones, técnicas de remachado, tipos de remaches, donde comprarlos, como poner el sistema de correas que ya había utilizado en otras piezas y tan bueno me parecía (y me parece)...





Total, que me llegaron y, como me suponía, me tuve que meter a trabajarlas.

Tras darle muuchas vueltas antes de hacer nada que no tuviese vuelta atras, lo primero que hubo que hacer fue quitar remaches. Probé varios sistemas, pero el mejor resultó ser trabajar la parte del remache que es golpeada, limando los bordes que hacen de tope con el cabezal cilíndrico de metal de la dremel, hasta que sale por la arandela. Otro método bueno es utilizar la herramiento de corte plana, pero con esto a veces se daña el cuero.

 

Una vez retirados los viejos remaches, nos quedan un puñado de placas sueltas que, con ayuda de tornillos, vamos colocando en cintas de cuero para, poco a poco, ir viendo cual es la mejor posición.

 

Como se puede ver en la foto, la última pieza del brazo fue retocada. Bajaba demasiado y no me gustaba, de modo que le hice un rebaje que permitiera el juego del codo sin que apoyase sobre el antebrazo. 
También le recoloqué las correas que ajustan la pieza al brazo, de la parte inferior donde estaban, a la superior.

 

Otro problema era la longitud de la pieza, se me hacía demasiado "larga", y dado que la tenía desmontada, probé a quitarle una de las tres piezas que iban entre el hombro y el cuello, quedandome un tamaño que me convencía muuucho más.

 

Esta configuración me gustaba, era cómoda y me permitía practicamente todo el rango de movilidad. El único pero que le encontraba era que se llevaba el brazo en sentido "al centro y arriba", me daba un poco con la luneta, aunque después de haberlo testeado en un evento, ese problema no se dió en la práctica.

La configuración final estaba decidida, ahora solo faltaba cortar e igualar los bordes que se habían descuadrado para dejarlo bonito.

Esta imagen es la hombrera de origen, izda, y la hombrera modificada y lista para rematarla.


 Lo primero fue lijarlo todo para asegurarme de quitar el óxido y capas malas de pintura.

 

 A continuación, pintar. Como siempre, mejor varias capas finas que una muy cargada. Esta foto da un poco de pena, pero bueno, algo aporta...


Y por último, remachar. Utilicé unos remaches de cabeza redondeada de diametro 4 mm con sus respectivas arandelas. La cosa es que la cabeza redondeada, que es lo que va a quedar bonito, quede mirando a fuera, se corta el exceso del tronco del remache (colocando los alicates a rás de arandela, subimos unos milimetros, muy poco), se coloca la arandela y se aporrea haciendo círculos hasta que bloqueé la arandela y este más o menos lisito.

Se podría hacer al revés, metiendo el remache o clavo de cabeza plana por dentro y aporreando la zona que quedaría vista, pero habría que darle forma con una herramienta concaba que por desgracia no tengo.

Para que la cabeza redondeada no se deforme al golpear, conviene disponer de una superficie de golpeo metálica que tenga la forma de dicha cabeza. En mi caso, corté un trozo de una varilla metálica y con el taladro de dí la forma.

 


En estas fotos se puede ver el proceso de remachado de adorno. En la pieza original, los agujeros inferiores de una pieza estaban remachados con el superior de la pieza que quedaba por debajo. Al unirlos con cintas, el agujero inferior queda libre y lo remaché para que no quedase la pieza con un agujero.

En este caso, que no llevaba arandela, conviene hacer un rebaje en el borde interior del agujero (3ª foto) para que al expandir "muerda antes" y lo podamos dejar más liso que si fuese con arandela.

Si se pretende unir metal a metal, la arandela no es necesaria, esta solo se usa para unir cuero a metal.

Para los remaches que quedaban ocultos por chapa, utilicé clavos de 4 mm para conseguir un efecto similar a lo dicho con los de adorno, que quedasen lo más lisos posible y minimizar el roce con la pieza que la cubre.



Y así quedaron las correas remachadas.

 


Y lo que se ve...


(Aqui se aprecia el rebaje que hice en la placa inferior, en la parte posterior corté de modo que siguiese la linea de las otras superiores, ya que en la original se salía de esa linea y quedaba muy feo)




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