martes, 28 de septiembre de 2021

Sobre pueblos de caballo y arco – parte 1

 

Entre los muchos pueblos que poblaron la estepa Euroasiática los Avaros fueron un pueblo que se asentó en la zona entre el Dniester y el Danubio para luego poblar la llanura panónica entre el siglo V y VIII. Se cree que era un pueblo compuesto por tribus que habían ido siendo expulsadas de sus territorios por otras más poderosas, y por ello sus gentes eran un tanto heterogéneas teniendo una mezcla de caracteres eslavos, túrquicos y mongoles entre otros.

 

 

Fueron renombrados jinetes y sus tácticas de guerra se basaban, como era normal en los pueblos nómadas esteparios, en la movilidad a caballo y el tiro con arco.

 

 

 

Son conocidos por sus cameos con Bizancio tras conquistar los territorios de los Gépidos y los Lombardos. Durante el final del siglo VI, los Ávaros se dedicaron a realizar incursiones en los territorios balcánicos de Bizancio, llegando las hostilidades a su clímax cuando en el 626 d.c. se dispusieron a atacar los muros de la capital del imperio Romano con ayuda de los Persas.


Este ataque fue fallido y de nuevo las murallas de Bizancio demostraron ser un rival formidable, suponiendo este hecho el comienzo del declive del pueblo Ávaro, quienes terminarían siendo sacados del mapa por los esfuerzos de los Francos por el oeste y los Búlgaros por el este.



Al parecer, según los hallazgos del yacimiento de Niderstotzingen, Alemania, tanto los Ávaros como los Lombardos acostumbraban a utilizar cascos cónicos de laminillas, de clara influencia del este, a diferencia del resto de la Europa de esa época que se decantaba más por los casco de estilo Spangen, que utilizaba placas mucho más grandes de metal. 

El casco de los Ávaros se formaba por muchas pequeñas láminas que se iban uniendo horizontalmente por medio de tiras de tiras de cuero que pasaban por agujeros hechos en el propio metal.

 

 















Habiendo introducido el ámbito en el que se utilizó este caso y cómo sabemos de el, vamos a pasar a su construcción.

Lo primero que hice fue hacerme unos “moldes” de la cabeza en cinta americana. Hice uno muy ajustado primero, y luego otro con la cofia acolchada por debajo que me convenció mucho más. Sobre este coloqué recortes con las formas de las carrilleras y el nasal para ir haciéndome una idea general de como haría las cosas.

 

Tras esto preparé la plantilla para las laminas que formarán la base del casco y empecé a trabajar en metal. Dado que los resultados fueron buenos, continué trabajando con chapa galvanizada de 1mm de espesor, cortadas a tijera y rematados los bordes con la lijadora de banda. Tendrían tres líneas de agujeros para pasar las tiras de cuero y otra más en su parte superior para el encordado del copete. 

Estas laminas tienen un lado recto y otro curvo, siendo todas iguales menos la frontal y posterior, que son más o menos el doble de anchas, con una espina en la frontal.

Para darles forma me serví de un yunque de raíl, de un tablero de DM al que le hice un canal y de una bola metálica que monté sobre un soporte que encargué a una cerrajería. La forma era sencilla, una curva hacia dentro en las dos terceras partes inferiores de la lámina y una hacia fuera en su último tercio y, dado que tiene que ir rodeando la cabeza, realizaría una ligera curvatura convexa en el eje longitudinal.






 

 

 

 

 

Cuando finalmente terminé todo el perímetro de laminas llegó el momento de probarlas y empezar con los ajustes. Con la forma original que les había dado quedaba una forma muy rara, las láminas se apelotonaban demasiado, así que decidí cambiar la curva y estirarla un poco más, tal y como están en el casco original. Con esto ganaba altura, cosa que quería evitar en principio, pero todo se juntaba mucho mejor. Un rollo por cierto eso de “cambiar la forma”, ya que supone hacer retoques en todas las láminas con mucho cuidado de no ir aumentando la curva según se van copiando estas de unas a otras.

 











 

Tras muuchos ajustes y con una forma que me agradaba retoqué la parte superior para que quedara uniforme y de ese modo poder hacer los agujeros por los que pasaría el cordón que fijaría esta parte del casco.

 



 

 

 

 

 

 

 

 

 






 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Llegados a este punto tenemos la forma básica del casco, pero aún nos faltaría hacer los rebajes de los ojos, colocar la placa nasal, las carrilleras, la tapa superior y el copete, por no mencionar las parte de cuero de las carrilleras, el barboquejo y los suspensores. De modo que por ahora quedamos bien servidos, pero sabiendo que todavía nos queda mucho por delante.

 

 

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